En una
estación de tren, ella esperaba que la pase a buscar para irse muy lejos, donde
no pudiese sufrir, y donde llorar sería raro. El estaba sentado en un bar,
recordando la voz suave que lo despertaba todos los días, recordando el café
con tostadas. Pero ya no estaba, la había dejado ir, o sola se había ido, daba
igual, el caso era que, por más vueltas que le diera al asunto, nada lo
solucionaría. Ella estaba viajando en un box sin compañía alguna, atenta a si
se dormía, intentando leer un libro que estaba por terminar y no sabía de que
se trataba. El se iba del bar derecho a su casa. Ella se despertó, notó que
estaban por llegar, se bajó del tren, y tomó un colectivo. El compraba una
revista en un kiosco. Ella buscaba la dirección de la pensión. El estaba
abriendo la puerta. Ella estaba a su lado. El vio a una mujer. Ella vio a un
hombre.