
Dichoso si es que existe el dueño de esta perla,
de esta obra de arte, de esta boca de miel,
le dije y ahí nomás a pesar que existía
ni papel ni biromes: derechito al hotel.
Supe que era casada con problemas de pareja
y que no soportaba gente de mal humor,
supe que enloquecía con los besos en la oreja
que en la cama y desnuda baila mucho mejor.
Ella le caía bien a todos mis sentidos,
salvo cuando el marido era el tema de hablar,
cuando su confesión lastimó mis oídos
me dije no la escuches, no te ahogues en su mar.
Yo abrí de par en par las puertas de mi alma
y dejé que saliera mi secreto peor,
disimulando lo triste y conservando la calma
le dije "aunque no creas, estoy buscando amor".
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