6 de diciembre de 2010

y anclado en la sombra sin mas

Con ese corazón tan cinco estrella.

Una historia larga, sin puntos finales, todo sigue, es como una línea del tiempo. No sabemos hasta cuando termina, hasta cuándo va a parar.

Su nombre era celeste, y que les cueste, no era una mina fácil. Se denominaba como una estrella sin brillo, porque no resaltaba en la sociedad, sin embargo, era hermosa, por dentro, y por fuera. La más señora de todas las putas, la más puta de todas las señoras.

Su esencia era pura. Su corazón brillante, y su alma, eterna. No comprendía la maldad entre los humanos, si todos éramos lo mismo, nos estábamos matándonos entre nosotros, hurtábamos entre nosotros, y nos defraudábamos, entendía que no todos éramos perfectos, pero su filosofía era que había un límite de imperfección. Sus ojos se encandilaban al ver un amor de por ahí. Le gustaba conocer gente, y no mirar atrás. El pasado pisado para ella. Sufrió mucho por amor. Por todos los tipos de amores; amigos que la habían enterrado en su abandono, novios que no se acordaban que eran propiedad de ella, hermanos que se olvidaban de su existencia, y padres que ya no estaban para cuidarla. A sus 25 años de edad, ella sostenía un recuerdo inválido, e insensible del pasado. Por eso miraba hacia adelante. Hacia todos lados menos hasta el fin, hacia todas las direcciones menos en la que debes ir. Su mente se distinguía de las otras, las nuevas noticias no eran novedades. Robos, muertes, “accidentes”, ella estaba acostumbrada a todo eso, lo había vivido, había aprendido que para perdonar se necesita tiempo, y este tiempo todavía no había acabado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

es simple, es claro