17 de noviembre de 2010

Encontrarle sabor a la derrota


Hay momentos que por las madrugadas, me arrepiento y empiezo a temblar

Coherentemente desafinado, íbamos buscando por dónde ir, no sabía si era una confusión de esas que te llevan al final, o si era de las que te dejan avanzar, no sabía si era de esas por el “qué dirán” o si era más por la realidad, ¿Qué me estaba pasando? No encontraba respuestas por ningún lado, la única alternativa era seguir adelante y ver, no me quería sentir mal por cometer muchos errores, no quería arruinar lo feliz que era, sin embargo algo adentro mío me decía que me hacía mal ¿era miedo? , ¿O presentimiento? Quise suponer que era miedo, y nada más que eso, si por un lado, importaba lo que digan, pero importaba lo que digan los que te apoyan, yo quería seguir y ver.

Sabiendo que todo va a acabar de alguna forma, sin embargo decidimos pasar tiempo felices para tapar los de dolor. ¿Por qué habría de arrepentirme? Si mis ojos no veían lo mismo que los otros, y mi mente no pensaba de la misma forma, el lugar donde ocultaban mis ojos, esas lagrimas, era el mismo donde el miedo amenazaba con aparecer, tendría que haber pensado un poco antes, pero si de alguna forma quería ser feliz, pues iba a ser feliz. Las razones por las cuales no seguí ese presentimiento eran las mismas por las que decidí terminar con el dolor, porque yo sabía que al miedo lo podía frenar.

Los nombres que nos marcan diferencia en razones diferentes, nos vuelven a aparecer cuando todo se termina y los ojos nunca miran a tu alrededor, si no encontramos más razones para equivocarnos, no pidamos perdón, porque si todo se contrae al mismo lado no vamos a poder respirar. Creemos en ser felices, creemos en la verdad, lo que se supone que es de todos, no es de nadie en realidad. Los ojos lloran y las lagrimas caen, no tienen más que hacer, pero seguimos vigilando y asechando al ver quién va a atacar. Los sueños se destruyen y quedan en el fondo de nuestros recuerdos, las velas se apagan con el soplo del viento y la oscuridad abunda. No dejemos ser algo que no fuimos, somos actores de nuestro destino, podemos lograr encontrar las caricias perdidas en el olvido, podemos saber recordar las noticias que nos sorprendían, podemos mirar hacia el frente, dándole la espalda a lo que pasó-.


  • Prométeme que seguirás adelante
  • Exteriormente era todo lo que una jovencita bien educada debía ser pero mi interior gritaba en rebeldía
  • "Si buscabas el momento oportuno... era ese".

  • "Lo malo siempre es más fácil de creer".

  • El amor es confianza, responsabilidad, sopesar tus opciones y sentimientos, vivir el resto de tu vida en consonancia con ellos y sobre todo, no hacer daño a la persona amada,¿es eso el amor?

  • Prefiero haber olido una vez su cabello, un beso de sus labios, una caricia de su mano, que toda una eternidad sin ella.
  • Sin ti las emociones de hoy sólo serían las envolturas muertas de las del ayer.
  • No me acuerdo de olvidarte

  • Te quiero. Te quise desde el primer momento en que te vi. Te quise incluso antes de verte por primera vez.

Frases que nos marcan el destino, son las mismas que están en el libro de cada una de nuestras vidas.


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