Todos lloramos, y reímos, todos vemos el llanto como algo negativo, y a la risa como algo positivo. Quizás sea al revés, la incógnita del motivo es lo que lo define como tal. Conservar el porqué es lo que nos salva de decir si está, o no está mal.
Ojos que no ven. Risas que mueren. Este olvido enterrado en el cementerio del recuerdo. Este cielo que no amaga con oscurecer. Estas voces que dan placer. Ese ruido que taladra el oído. Tenemos fríos que preferimos despechar. Tenemos motivos que preferimos desechar. Concluir en un comienzo, es tan absurdo como empezar el fin. No hay motivo para acabar con lo que no tenemos seguridad. No hay razones para empezar lo que vendrá. si no hay razones ¿qué habrá?, el fin es lo que deja comenzar, pero no hay porque llorar, más allá de lo que se reduce, también se aumenta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
es simple, es claro